19 JUNIO 2012: Puertas abiertas a la educación

VER ARTICULO

Puertas abiertas a la educación

“Donde hay educación, no hay distinción de clases”. Esta cita de Confucio, que puede leerse estos días en las paredes de la sede de la Asociación Educativa y Social Nuestra Señora de la Candelaria, nos ofrece una pista de su ideario. El resto de sus principios y objetivos los vamos descubriendo a lo largo de una jornada de puertas abiertas, que este colectivo ha organizado para hacer visible su labor en la zona de Tres Barrios.

Así se conoce a esta castigada parte de Sevilla formada por las barriadas de La Candelaria, Los Pajaritos y Madre de Dios. Un área declarada por las administraciones como de especial atención, de transformación social y otras tantas denominaciones que, sin embargo, no han motivado que se ponga en marcha aún un Plan Integral que se viene prometiendo desde hace demasiado. La Asociación Nuestra Señora de la Candelaria lleva 32 años trabajando aquí pero apenas ha visto cambios y, “si acaso, a peor”.

Así habla María José Herranz, una de sus coordinadoras, quien ha sido testigo de cómo en las últimas décadas se ha ido abandonando aún más a su suerte a esta zona, en la que no existen instalaciones deportivas ni centros cívicos. “Estamos nosotros y otra asociación contra la droga; para de contar”, se queja Mª José. Y están, también, los problemas de siempre en Tres Barrios, que se van agravando con el tiempo: paro, drogodependencia, analfabetismo, absentismo escolar. Desde la asociación, dadas las carencias de la población, “lo único que podemos ofrecer es educación”. Lo que, desde luego, no es poco.

Uno de sus programas fundamentales es el de refuerzo educativo o clases de apoyo, con el que se combate a diario el abandono y el fracaso escolares. Las familias de esta zona no disponen de medios para pagar a profesores particulares, así que muchas acaban trayendo aquí a sus hijos. Hasta 233 menores de entre 6 y 16 años han sido atendidos en alguna de las actividades a lo largo del curso e incluso “hay listas de espera, aunque tratamos por todos los medios de que ninguno quede fuera”, explica Mª José.

En el caso de Daisy, una de las madres que han acudido aquí para salvaguardar la educación de sus pequeños, se ha logrado: no ha quedado ninguno fuera. De hecho, según nos cuenta, el mayor de ellos, de 10 años, está apuntado a un taller de teatro; el mediano, de 8, se encuentra en el citado programa de refuerzo educativo y en un taller de manualidades; y el menor, con apenas 2 años, acaba de llegar de Ecuador pero “seguro que vendrá el curso que viene”, asegura su madre.

Pero no solo a los menores va destinada la labor de la asociación, sino también a sus familias, ya que se consideran fundamentales en el desarrollo de aquellos. Encarnación ha estado participando durante todo el curso en un taller sobre relaciones familiares, al que asistían madres y también hijos: “Mi niña de 14 años lo dejó; es lo que tiene esta juventud… pero yo estoy encantada”, y se nota que estaba deseando contarlo. “Mi relación con el equipo es maravillosa, y no es porque estén aquí delante, ¿eh?”, dice entre risas.

El equipo técnico que está delante y detrás de todo esto, como muchas de las madres que acuden a la asociación, destaca por su juventud. En él hay trabajadores y educadores sociales, pedagogos y un monitor deportivo. Y es que el deporte se convierte en una excusa para fomentar la colaboración y el respeto. “Aquí hay muchos chavales que en la calle se pelearían por nada y que en un partido de fútbol, aunque los provoquen, no dicen ni mu”, comenta Mª José.

Pero no son los únicos valores que se promueven desde la Asociación Nuestra Señora de la Candelaria. Uno de los proyectos con más éxito de este curso ha sido un taller de composición y lectura de cuentos, iniciativa de la escritora Pepa González Ramírez, en el que apenas se han registrado faltas de asistencia. Para explicarlo conviene echar mano de otra de las citas que se leen en las paredes de la sede de la asociación, en este caso de Günter Grass: “No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee”.

Los comentarios están cerrados.